Cabellera.

  Cabellera.  
   
 

Cabellera.

Por: César Sosa H.
Parral. Junio 18,2012. A través de años consistentemente he hablado de esa incomprobable tendencia de Los Mineros a cumplir antojos de villamelones rivales. La ultima registrada fue la de Rangel , cuya fanaticada y medios de Cuauhtémoc anhelaban verlo derrotar a la Furia Gris en su casa por algún supuesto desaire hecho en el pasado. Cuando Román dobló a Parral en su propio gallinero fue como materializar la pesadilla para algunos y cumplir el anhelo de otros.
Como aficionados de Mineros, nosotros también tenemos nuestros anhelos, que por descabellados son solo eso, anhelos y no intenciones.
El más reciente aunque expresado tímidamente por lo exagerado, era ese: limpiar a los Indios con todo y su temible line up.
El roster de Juárez es sin duda el mejor de la contienda, y no lo digo para enaltecer el triunfo Minero, la victoria habla por sí misma.
Si observamos el orden al bat aborigen es terrible; Edgar Jiménez, Plascencia (cuando aparece) y Yépez son una columna vertebral envidiable y si le agregamos a Hernández Y a Adrián García jure usted que el pitcheo rival no descansaría.
Pero, ¿que fue lo que ocurrió entonces? ¿ Como Mineros los borró del escenario y se dio el lujo de noquearlos por blanqueada?
Por qué a Juárez le sigue faltando lo que al carrizo. Y eso Paquin no se los puede dar por una simple razón: No lo tiene.
El estatal con todo y lo puerco que es en la actualidad, conserva gracias a su afición más que a sus jugadores y directivos, un mucho de rivalidad entre zonas. Durante la semana previa a la serie, el ambiente se calentó por una sola persona: Francisco Estrada. El, sin buscarlo, generó la expectativa y el anhelo: Arrancarle la cabellera. (Bueno, lo que le quede).
La afición fue dejando en segundo plano a Juárez como equipo, como líder de la competencia y serio aspirante al título y enfocó sus reflectores al ex manager Dorado LMBP. El listón se colocó alto, pero, insisto, no por el destructor Yépez, no por Servando López depredador del montículo ni por Edgar Jiménez el de los kilométricos cuadrangulares, no; el objeto del deseo era El Paquin. ¿ Por qué?
La teoría más aceptable-y publicable- es que es por el deseo reprimido casi siempre, de demostrarle a la Liga Mexicana que existimos y que jugamos y apreciamos el buen beisbol.
Estrada, durante la semana, minimizó el hecho, y con ello, atizó la caldera. Declaró a un periódico que durante su estancia con Dorados solo sabía de oídas de la existencia del estatal y de su afición.
Acto que más de indiferencia o de simple desconocimiento, pareció de soberbia. Así respondió a todos quienes le preguntaron. Limitándose a la frialdad de los hechos, negando implícitamente la esencia del campeonato estatal: Su pasión.
Y así llegó al estadio Parral, y quizás, solo quizás porque no me consta, observó que el beisbol tiene matices, que el corazón con que juegan algunos jovencitos suple muchas cosas que deberían aprenderse en la academia. Y que el público es seducido por un lanzador hecho aquí en esta tierra y cuya relación bilateral va más allá de los números.
Estrada se murió con sus premisas. ¿Por qué quitarle el bat al cuarto en el orden? Eso sería negarle capacidad a su lanzador. Durante toda la serie se mantuvo firme y aseguro que si la serie fuera 10 o más juegos, lo seguiría haciendo.
Este beisbol es difícil de entender y más ha de ser de dirigir.
Los Indios jugaron un beisbol de catálogo, dando por sentado que cada quien hará lo que sabe hacer a la perfección, como reloj.
Pero, repito, en ese beisbol frio que Juárez ha jugado hace tiempo Estrada encontró un nicho y lo alimentó. Y aseguró que la pasión no vence a la técnica. Bueno, a veces…
Y el anhelo se cumplió sobrado, La arrogante Furia Gris cobró el trofeo. Descarriló al tren que es (aun ahora) Juárez, zarandeó a Quintero, a Aguilar y a López y dejó chillando la víbora de la caliente afición fronteriza.
Este triunfo deja Mineros solo en el liderato y le coloca un aura de respeto. Justo antes de su viaje a la capital.
Los rivales del resto del calendario son iguales de complicados que los aborígenes. Nada más erróneo pensar que Parral alcanzo su mejor nivel, y menos pensar que Juárez es inferior a Mineros. Nada de eso.
Lo ocurrido este fin de semana solo regresa un poco la fama de lo que era el estadio Minero: Una aduana muy difícil de librar. Es así como queremos ver a La Furia Gris jugando de local, gane o pierda.

 
   
 
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