En las mismas.

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EN LAS MISMAS…
POR: RAFAEL VELÁZQUEZ SOTO.

Ya ve Rafa—me dicen en un mensaje de texto—y a usted que no le gustan los 4 lanzamientos malos…
¿Suena a reproche?… Tal vez.
Se refieren a aquel Wild pitch que hizo ganar a Parral, parte baja de la entrada once, el Viernes sobre Madera cuando se estaba concediendo un pasaporte intencional al Señorito González..
Pues mire: yo sigo en las mismas…No me gustan para nada esos 4 lanzamientos malos. Sigo creyendo que es una pérdida de tiempo y que le quita agilidad dinamismo al béisbol. Usted me dirá que: a lo mejor el pitcher se equivoca y le dan un batazo. Ya ha sucedido: pero ¿cada cuando?… Pues ni cuando viene el Obispo. Y es que, uno debiera normar siempre su criterio, de acuerdo a las estadísticas.
Por ejemplo, lo que sucedió el Viernes…A través de mi ya larga vida, he visto personalmente o por televisión, hace muchos años los escuchaba por la radio, le aseguro, miles de juegos y esta es la PRIMERA vez que observo cómo un lanzamiento descontrolado, al concederse una base intencional, provoca la derrota de un equipo. Es la PRIMERA vez, en miles de jugadas estratégicas. ¿No es notable?… Pero no demuestra que tal vez empecemos a navegar en el Valle de la Sombras, sin que volvamos a ver algo semejante. Aunque le diré: el béisbol es tan grande que como quiera lo vemos en el siguiente juego. Pues, si gusta, quémeme en leña verde, como lo hacían los miembros de la Diabólica inquisición: pero tampoco me gusta el Bateador Designado. Creo que le quitó mucho de su esencia a este juego maravilloso y dejó casi en blanco el cerebro de los manejadores.
EL GRAN RIESGO.
Javier Ramírez—un tocayo suyo de nombre y apellido, cosa curiosa.. es el manager de los Indios de Cd. Juárez—volviendo a esa jugada, tomó un gran riesgo. Le iba a dar la base por bolas intencional al Señorito con lo cual iba a mover al corredor de la primera y llenar la casa con un solo out. Javier entonces se iba a encomendar a las 40,000 vírgenes para que el siguiente..bateador Aguerrido roleteara para doble play, bajara el telón, brillara la estrategia y nos mandara a la duodécima entrada. El movimiento murió antes de nacer, por aquel comentado Wild pitch. Pero veamos que pudo haber sucedido si, finalmente, el profe González recibe el pase con intención. Ya dijimos que sólo una doble matanza, con rola o línea al cuadro cerrado o un fly corto a los jardines, hubiese salvado a los Venados.
El caso es que ahí, con el cuarto congestionado y solo un out, las posibilidades de anotar para el hombre que corre en tercera, aumentan una barbaridad.
Veámosla por partes: un engaño del lanzador, un pased bol, un lanzamiento descontrolado, un error, un hit a los jardines o dentro del cuadro—roletazo difícil con los jugadores de infield cerrados—un robo de home, un elevado de sacrificio, intoque de sacrificio, un golpe al bateador, una interferencia, una obstrucción o cualquier otro detalle que le dé la primera la bateador, como una base por bolas, por ejemplo.
Lo pero que le puede pasar a un manejador es dar un pase intencional en estas circunstancias y que luego su pitcher dé una base normal, ya lo hemos visto. Son, hasta aquí DOCE posibilidades de dejar en el terreno al rival. La situación no es tan complicada con dos outs; pero con uno o ninguno es la muerte. ¡Ah!.. Aparte del doble play, el equipo a la defensiva podría esperar que su lanzador se faje y ponche al bateador, algo que tampoco se ve muy seguido.
Total que el asunto se prestó, claramente, para ese alucinante y de última hora triunfo de los Mineros.
Gracias, Salud y Prosperidad.

 
   
 
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